La comida en la Niñez
Con la llegada de
los inmigrantes a argentina, entre ellos se encontraban mis bisabuelos, nacidos
en Italia.
Vinieron a nuestro continente en busca de nuevas oportunidades, empezar de cero
cuesta, para la
mayoría, y mucho mas estando lejos de casa. Como en la antigua Grecia,
buscaron nuevas
tierras para crecer.
En barco llegaron,
trasportando consigo algunas semillas de sus tierras, recetas heredadas de sus
familiares, y sus
costumbres. Por parte de mis abuelos supieron mantener la tradición de agasajar
a la familia y
amigos, desde la comida en abundancia hasta la charla de sobremesa, mantenerlo
fue un desafío y
mas en los tiempo de hoy en día.
En la actualidad
mis padres no lograron mantener el vinculo familiar, el vivir acelerado se fue
perdiendo la
costumbre de sentarse a la mesa y disfrutar un buen plato de comida.
El hecho de pasar
horas cocinando para alguien querido, se cambiaron las charlas por la
televisión, en el
presente las grandes cenas son deliverys o algo pre-cocido. Pensar que antes la
comida era mejor
que ahora es mucha responsabilidad decir que si, pero cuando uno es chico hay
comidas que nos
dan asco y no la comemos por placer sino por obligación.
Hoy me arrepiento
de no haber heredado el paladar de mis bisabuelos, ya que ellos trajeron
historia
gastronómica apasionante, que no las disfrute por ser chico. Seria más fácil
acordarme los
aromas, sabores y
textura si me hubiesen gustado en aquel momento. Fue difícil adaptar el
paladar teniendo
en cuenta que en los noventa la globalización entro en nuestra vida de manera
masiva, los
productos extranjeros avanzaron llenándonos de publicidades por donde mires
desde
golosinas, bebidas
y COMIDA RAPIDA, es el caso de Mc Donald’s, el 50% por ciento entra por los
ojos no hay que
olvidar que nos conquistaron con publicidades apasionante haciéndonos olvidar
lo
sano que se
cocinaba en casa, no podemos decir que las comidas de nuestra niñez no era
rica,
podemos decir que
nuestros abuelos nos cocinaban con amor, no entraba por los ojos pero si por
sus aromas que
tanto anhelamos de grandes, no hay que dejar de lado nuestra identidad
heredada por
generaciones.
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