miércoles, 10 de diciembre de 2014

La comida en la Niñez

La comida en la Niñez


Con la llegada de los inmigrantes a argentina, entre ellos se encontraban mis bisabuelos, nacidos
en Italia. Vinieron a nuestro continente en busca de nuevas oportunidades, empezar de cero
cuesta, para la mayoría, y mucho mas estando lejos de casa. Como en la antigua Grecia,
buscaron nuevas tierras para crecer.
En barco llegaron, trasportando consigo algunas semillas de sus tierras, recetas heredadas de sus
familiares, y sus costumbres. Por parte de mis abuelos supieron mantener la tradición de agasajar
a la familia y amigos, desde la comida en abundancia hasta la charla de sobremesa, mantenerlo
fue un desafío y mas en los tiempo de hoy en día.
En la actualidad mis padres no lograron mantener el vinculo familiar, el vivir acelerado se fue
perdiendo la costumbre de sentarse a la mesa y disfrutar un buen plato de comida.
El hecho de pasar horas cocinando para alguien querido, se cambiaron las charlas por la
televisión, en el presente las grandes cenas son deliverys o algo pre-cocido. Pensar que antes la
comida era mejor que ahora es mucha responsabilidad decir que si, pero cuando uno es chico hay
comidas que nos dan asco y no la comemos por placer sino por obligación.
Hoy me arrepiento de no haber heredado el paladar de mis bisabuelos, ya que ellos trajeron
historia gastronómica apasionante, que no las disfrute por ser chico. Seria más fácil acordarme los
aromas, sabores y textura si me hubiesen gustado en aquel momento. Fue difícil adaptar el
paladar teniendo en cuenta que en los noventa la globalización entro en nuestra vida de manera
masiva, los productos extranjeros avanzaron llenándonos de publicidades por donde mires desde
golosinas, bebidas y COMIDA RAPIDA, es el caso de Mc Donald’s, el 50% por ciento entra por los
ojos no hay que olvidar que nos conquistaron con publicidades apasionante haciéndonos olvidar lo
sano que se cocinaba en casa, no podemos decir que las comidas de nuestra niñez no era rica,
podemos decir que nuestros abuelos nos cocinaban con amor, no entraba por los ojos pero si por
sus aromas que tanto anhelamos de grandes, no hay que dejar de lado nuestra identidad
heredada por generaciones.



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